jueves, junio 11

Diario escaparate


Normalmente, antes de depositar aquí las palabras que me traen, las ordeno en mi cabeza mientras enciendo un cigarro, y contamino mi podrida vida, una vez mas.
Esta noche no me hace falta encender ningún cigarro para, mientras tanto, ordenar las letras que voy a escribir.
Llevo casi dos semanas con unas ganas locas de desahogarme, aquí, en mi Diario. Le pese a quien le pese. Lo lea quien lo lea...

Mi vida gira, como supongo lo harán todas las vidas de todos los ojos que me leen. Pero mi vida se ha tornado algo más complicada de lo que era, pues ya no tengo ni el apoyo ni la confianza de la familia.

He vuelto a fallar.
Me he vuelto a equivocar.

Y como de costumbre, he hecho daño a las personas que quiero.

A veces las palabras pueden hacer daño, mucho daño. Y en varios de mis arrebatos nocturnos llegue a causar ese dolor con palabras vomitadas desde el odio del momento, desde el más puro sentimiento del dolor que sentía en esos instantes...
Cosas que se piensan y se dicen, aunque a la mañana siguiente ya quisieras haberte cortado la lengua, o en este caso los dedos...

Y eso ocurrió aquí, en este invento desbocado, sin pies ni cabeza. Creado desde el más puro sentimiento tan solo para desahogar todo aquello que nunca me atrevería a decir. Pero ahora se que he metido la pata... La he metido hasta el fondo.
Aquellas palabras envenenadas de rencor que escribí han calado hondo donde nunca jamás debían haber llegado.

El problema es que ya es tarde. El daño ya es irreversible.
Estoy tan envenenado que he contagiado con mi veneno a las personas que mas me querían y que al mismo tiempo más me odiaban por ser como soy...
Y no se como pedir perdón...
El daño que he hecho es más grande que el arrepentimiento.

No voy a contar como me siento, porque hay veces que no es necesario... Cualquiera que me conozca lo más mínimo sabe como estoy. Por muy falso que haya podido parecer.

No aspiro a recuperar nada de lo que he perdido, solo quiero comprensión. Y recordar que perfectos no somos nadie, aunque algunos si que lo son más que otros. Pero todos tenemos nuestros fallos, mas pequeños o más grandes, pero todos los tenemos.
Y daño también hacemos todos, solo que cuando es a la cara duele más.

Todos tenemos un diario. Escrito o simplemente pensado. Pero todos opinamos.
El dolor llega cuando ese diario es compartido.

Pero ahora vivo dentro del temible escaparate. Y tengo que aguantar sin anestesia los ataques. Aguantaré lo que me echen pues así llegué a nacer.

Dicen por ahí que aquí habla hasta el enterrador. Que a los muertos les pita el oído después del adiós, que no hay forma para que descansen.

Dicen por ahí que yo he sido canalla anteayer y mañana también lo seré con quien tire y me de, y se ponga la venda al instante...



Quien tiene un por qué para vivir puede soportar cualquier cómo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En la vida, cometemos muchos errores y sabes pq; pq somos humanos y como tales tenemos q aprender de ellos, y si nose aprende es cuando se hace mal. Se que todo es dificil, pero hasta en un dia nublado se puede encontrar un rayo de sol, solo hay q buscarlo. Hasta en el peor de los momentos se sacan fuerzas de donde uno cree q no hay; creeme.

Un Beso. Ana
PD: Hay personas a los q le importas y te aprecia. No lo olvides.