
Son muchas las cosas que se quieren decir , y son tan pocas las que llegan siquiera a la garganta...
Enmudezco ante la vida, y bloqueo mis pensamientos ante la atónita mirada de quienes me rodean.
Son las palabras que siempre piensas decir, pero que nunca llegas a vocalizar. Se acortan tartamudeando hasta quedarse en nada... Palabras entretenidas que juegan a ser simples ladridos sin sentido...
Palabras acomodadas a una vida que no es tan fácil dejar atrás.
Son muchas las cosas que tenía que haber dicho hoy, son muchas las puertas que debería haber cerrado... Pero no he hecho nada porque soy un cobarde.
No tengo el valor que la vida me pide.
Y ahora, solo de nuevo, me pregunto que hago... sucumbiendo a un destino que me confunde cada día más.
¿Será así como deben de ocurrir las cosas?
No lo se...
La cuerda sigue estirándose, sin llegar a romperse.
Quizá la culpa de esta obsesión la tenga yo, y me perturbe demasiado pensando en como y cuando tengo que hacer las cosas... y algún día, sin pensarlo siquiera, ellas solas se pongan en su lugar. O en el lugar que este caprichoso destino crea conveniente.
Quizá esperar signifique dejar de luchar... y dedicarme a vivir como buenamente pueda.
¿Pero que hay de él? Me abraza, me entiende, me da la dosis de fuerza que cada día necesito... y espera. Ansioso, pero espera. Se conforma con que bese sus labios en la oscuridad... Cuando lo que realmente queremos es que el sol vea lo grande que es nuestro amor.
¿Seguirá esperando? Ya son muchas las guerras ganadas, aunque también son muchas las batallas perdidas... Quizá para él tampoco sea fácil.
De momento, mañana viviré, y pasado mañana a ver que nos trae el día...
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