martes, octubre 21

Lloré...




Lo sabía. Tenía que llegar. Por fin he podido llorar.




Solo unas pocas lágrimas han hecho que pueda respirar sin interrupciones, tan solo unas pocas.


Desbordaron cuando mi hija se alejaba de mí, hasta dentro de otros pocos días.


Me cogieron de sorpresa, pues ni yo pensé que fuesen a escurrirse en ese preciso momento.


No hice otra cosa que esconderme, refugiarme donde nadie pudiese verme, y ayudarme así sacando algo del dolor que me corroe. Pues no quise ahogar esas lágrimas, deseaba que llegaran.




No sabía lo importante que es llorar.




Es una forma de demostrar que estamos vivos.


Las lágrimas salen sin saber por qué, son producto de la angustia o la ansiedad, y liberarlas, significa liberarse a uno mismo.




Llorar es importante, ya que reprimir esta reacción puede hacer más daño que derramar una lágrima, o dos...




No hay comentarios: