
El amor... comportamientos y actitudes involuntarias... desinteresadas.
Suele ser contrastado, evitado o contrarrestado con el odio, desprecio o egoísmo...
Según algunos estudios realizados por neurólogos y científicos americanos el amor no se registra como un sentimiento, tal y como lo hace el odio o la alegría, si no como una necesidad.
Una necesidad... ¿para qué sirve el amor? ¿de que sirve estar enamorado?
Es perfecto mientras dura, pero después... ¿qué ocurre cuando se acaba el amor?
Suele ser contrastado, evitado o contrarrestado con el odio, desprecio o egoísmo...
Según algunos estudios realizados por neurólogos y científicos americanos el amor no se registra como un sentimiento, tal y como lo hace el odio o la alegría, si no como una necesidad.
Una necesidad... ¿para qué sirve el amor? ¿de que sirve estar enamorado?
Es perfecto mientras dura, pero después... ¿qué ocurre cuando se acaba el amor?
El egoísmo aflora hasta el punto de convertirse poco a poco en odio.
Los intereses personales abarcan los pocos sentimientos que aún flotan en el aire, hundiéndolos, pisoteándolos, destrozando toda muestra de cariño que haya sobrevivido a la tormenta del adiós.
¿Pero qué ocurre cuando ese adiós aún no se ha manifestado?
El poco amor que queda se va diluyendo, se transforma, se envenena de excusas a las que solemos llamar cariño. Cariño que vive alimentado por ilusiones ficticias.
Ilusiones arrastradas hasta el punto de la súplica...
Desorden, confusión, malestar,... embriagada locura que te ata a una vida que quieres dejar atrás...
Es cuando uno mismo empieza a odiarse por seguir destrozando la propia vida, malgastándola con situaciones irreales y mentiras corruptas.
¿Qué es lo que ganamos con esto?
¿Qué es?
Diferente es cuando el amor está presente aún cuando no puedes darlo...
Es diferente cuando el amor se apaga por causas ajenas a nuestra voluntad...
¿Quién no quiere ser perfecto y amar para toda la vida a la persona con la que decidiste morir?
Supongo que a todo el mundo le gusta vivir enamorado de esa persona que cada amanecer te da la vida con sus ojos emborrachados de sueño. Esa persona, que cada día te demuestra que el mundo se hizo para los dos, para admirar cada detalle con una sonrisa.
La vida no está para que la malgastemos esperando pasarla en un sofá... El sofá acabará roto y hundido como nosotros.
No podemos esperar que deje de llover para salir... Porque puede llover eternamente.
Cuando el amor se acaba ocurre igual. Tenemos que buscar la puerta que nos abrirá ese mundo con el que tantas veces soñamos.
Puede que la llave a esa puerta la tengamos en el bolsillo y no seamos capaces de encontrarla...
Puede que no queramos ni buscarla...
El miedo a afrontar una nueva vida nos impide caminar, postrándonos bajo un techo de telarañas con pasado acumulado...
Telarañas que nos impiden ver la realidad, pero quedan tan bonitas en la esquina del salón...
Yo quiero una vida nueva.
Yo quiero dejar atrás mi pasado, y que la vida me perdone.
Yo quiero instalarme en el futuro tan rápido como me instalé en el presente, casi sin darme cuenta de todos los fallos que cometía.
Y es que yo se que todo me lo he buscado yo, pero... ¿no tengo el derecho a lamentarme?
¿No puedo llorar estas letras amargas sin ser judgado como un idiota?
Este es mi desahogo, este es mi reino. Y aquí grito como un loco que me equivoqué construyendo mi futuro, porque quiero hacerlo y porque aún me quedan dedos en las manos para escribir todo lo que mi boca no quiere decir.
¿Doy pena? No quiero darla. Vomito la impotencia que siento cada día, pero no para dar pena...
No por dios, la pena se siente...
Nunca se da.
Y si no las digo no es por cobardía, si no por el daño que mis egoístas palabras puedan causar en los demás.
Porque vivo atrapado en una jaula que yo mismo me fabriqué.
Nadie podrá sacarme, pues la llave la guardo yo... En mi bolsillo,... amarrada con sentimientos a una vida... que nunca podré olvidar.
Las huellas del pasado ya están marcadas en mi futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario