
Gracias...
Se que estas siete letras unidas no serán suficientes para mostrar lo que siento en realidad por todas las palabras de apoyo que leo a diario en mi blog.
Pero lo repito: Gracias!
Se escapan comentarios de apoyo incondicional, de hombro arrimado donde llorar, o quizá donde suspirar y confesar algún que otro secreto ya confesado...
Abrazo todas esas palabras e intento absorberlas todo lo profundo que puedo, llevándomelas conmigo para pensarlas cuando no me encuentro realmente bien.
Las leo, las releo, las pienso... y las analizo profundamente hasta que consigo saciar casi todo el hambre que gasto de esos cariñosos abrazos cibernéticos que tanta gente me da.
Lo malo de todo esto es que se queda dentro de un ordenador, o de muchos...
Y yo lo que necesito son abrazos de carne y hueso, de olor a perdón, de sueños rotos despiertos...
De sueños rotos despiertos, que no quieren volverse a dormir.
Yo me abro, y me dejo ayudar... Lo deseo y me arrugo esperando que llegue.
Pero no es tan fácil dejarse ayudar de una ayuda que es imposible brindar. No porque no se tengan los conocimientos suficientes para brindarla, si no porque es una ayuda que nadie me puede ofrecer. Pues el pecado lo cometí yo, y solo yo puedo perdonarme...
Si alguna vez logro hacerlo, será entonces cuando mi alma descanse.
El dolor que siento ya no es pasajero, pues se genera desde dentro, desde muy dentro.
En días como el de hoy lo sufro, y se acentúa cuando veo las lágrimas de unos jovencísimos ojos como los de mi hija, cuando me ven partir... Porque esta noche tampoco la paso con ella, y la fugaz visita que me regaló no fue suficiente.
Los dos necesitamos más.
Siento como crece, y como cada vez le hago más falta.
Y ella a mí.
Siento como necesita de mí, y sufro al necesitarla también.
Soy el hombre más feliz del mundo cuando la tengo conmigo, en mis brazos. Cuando ríe, cuando me besa sin porqué, cuando me mira y me llama por mi nombre para enseñarme las palabras que ya sabe pronunciar, y que yo no le he podido enseñar...
Y lloro en silencio... porque bien sabe dios que el dolor que siento por ello no se puede curar.
Ni con la ayuda de un amigo, ni con la de dos... Ni con palabras dulces y profundas...
Es un dolor que no se puede aliviar...
Me equivoqué y fallé... Pero la ayuda que necesito solo me la puedo dar yo... Y es perdonándome o aprendiendo a vivir con este dolor.
Los errores que cometí ya los estoy pagando, creo que es suficiente castigo.
He perdido lo que mas amaba, ¿que queda después?
Vacía oscuridad, silencio, soledad y lluvia...
Análisis inútil, noches de mirar atrás. Vagando por la casa y encontrarme cosas suyas que dejó atrás. Y sigo pensando que no habrá un límite que duela más...
Vacía oscuridad, silencio, soledad... y lluvia.
1 comentario:
Un día navegando con mi barquito encontré algo que me hizo estremecer, algo tocó mi alma, mi sentimiento,mi corazón...ahora quiero compartirlo con vosotros para que sientáis lo que en ese momento sentí yo........escalofrío
...Huele a nuevo, como los libros del colegio cuando empieza...
como tostadas recién hechas...como cuando miras como si no lo hubieras hecho nunca.
Y vas a oscuras, buscas a tientas el olor a mandarinas...me respiras...
...nos gusta aunque no me lo digas hacerlo no nos cuesta nada...
no quiero un final feliz... solo quiero hacerlo , repartir el amor, retrasar el momento de irnos...
y al despegarnos no dejar inmolarse el pecho...repartir el placer, prolongar el encanto de vernos...
huele a casa, como al volver de vacaciones en septiembre
como a café con leche hirviendo, como manta y tele; como si fueras tú.......TÚ......el que ha sido siempre...
¿Bonito verdad? Amor en estado puro. Va por vosotros, sí para los dos. Es lo que siempre os quedará.
Os quiero.
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