
Ojos que no ven, corazón que no siente...
Que gran dicho... Tan grande como verdad que es.
Contaría muchas cosas para explicar porque digo esto, pero sinceramente, me da vergüenza.
Es como cuando uno cree que algo suyo muy valioso está en las mejores manos, y las más adecuadas.
Sabes que "eso que tanto te importa" esta bajo los mejores cuidados. O al menos eso es lo que crees.
Pero... ¿qué pasa cuando durante dos días por semana vuelves a tener "lo que más quieres" y descubres que no está siendo cuidado como "se merece"?
Lo más lógico es que no quieras que "te lo guarden" durante más tiempo.
Lo peor de todo es que solo puedo conformarme con darle los cuidados que merece durante solo dos días por semana. Aunque quisiera entregarme toda la vida a "mi tesoro más preciado" la ley me lo impediría.
No porque no fuese capaz, sino porque he jugado mal mis cartas.
Estoy seguro que lo haría mucho mejor, pues tan solo con las ganas se puede llegar al fin del mundo.
Mi rabia e impotencia surge cuando descubro que la pereza se ha hecho tan fuerte en sus corazones que ni siquiera la mirada de "mi pequeña flor" les hace armarse con las ganas de comerse el mundo, y cuidarla como es debido.
No lo entiendo... Ya no se si tendré yo la culpa también en eso, pero pondría la mano en el fuego de que "esa" no es mi culpa.
Habré sido todo lo cabrón que ellos quieran llamarme, pero ojo... La sangre duele, aunque parezca que no a todos por igual.
Solo espero que la gota nunca llegue a colmar el vaso, porque entonces ni la ley podría detenerme.
De sobra es sabido cuales son los cuidados que hay que darle.
Hoy lo escribo, mañana quizá lo grite.
Capitulo 5 de Cicatriz... ¡colgado!
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